¿QUÉ NOS DEPARARÁ LA FOTOGRAFÍA DEL SIGLO XXI?
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Juan José Rodriguez Rodriguez.
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Juan José Rodriguez Rodriguez
ModeradorInteresantísimo artículo de la publicación ART MADRID
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¿QUÉ NOS DEPARARÁ LA FOTOGRAFÍA DEL SIGLO XXI?
13 JUN 2019
ACTUALIDADTodos conocemos la famosa frase “una imagen vale más que mil palabras”. Y así
es en muchas ocasiones. Nuestra realidad se alimenta de multitud de imágenes
que consumimos a diario en la era de la sobreinformación. Según datos
recopilados en 2017, cada minuto se suben 65.000 fotos a Instagram, 400 horas
de vídeo a Youtube y 243.000 imágenes a Facebook. Las estadísticas habrán
variado un poco en estos dos años, pero siempre al alza. Precisamente por ello,
a veces cuesta poner en valor la fotografía como disciplina artística, ya que
existe la noción, comúnmente extendida, de que obtener una buena imagen
está al alcance de todos. Por eso nos preguntamos ¿cuál es el futuro de la
fotografía en el siglo XXI?
Repasando la historia de la fotografía, no debemos olvidar que en sus inicios no era
considerada propiamente una disciplina artística. A mediados del siglo XIX, la captura
de la imagen se veía como un alarde técnico que permitía congelar un instante
del tiempo para el recuerdo, con una finalidad más bien documental y de registro
histórico que como una creación genuina. Esta técnica carecía de las cualidades
atribuidas tradicionalmente a las obras de arte: no había una factura manual,
no era necesaria formación previa, no se producía nada nuevo y se limitaba a r
eproducir la realidad.
La expansión de la fotografía para hacer retratos, y la progresiva sustitución de la pintura
para estos fines, coincidió en el tiempo con el movimiento naturalista, que abogaba por una
representación objetiva de la realidad desprovista de las composiciones rebuscadas y la
permanente búsqueda de los cánones de belleza tradicionales. La fotografía se adaptaba
tan bien a este movimiento que supuso de hecho un gran impulso para su expansión.
A esto se sumaron algunos avances técnicos del momento que contribuyeron a la
popularización de esta disciplina, cada vez más accesible y portátil, con cámaras más
pequeñas y fáciles de mover fuera de los cuartos oscuros de los fotógrafos de retratos.
Actualmente, nadie pone en duda que la fotografía sea arte. El problema radica en
mantener la integridad de una disciplina con unos contornos tan imprecisos entre
lo que el artista puede hacer y lo que está al alcance de todo aquel que tenga, no ya
una cámara, sino un teléfono móvil. Incluso cuando la fotografía se hizo enormemente
popular, a partir de la década de los 50 del siglo pasado, las imágenes mantenían el
encanto de la captura espontánea, de los retazos de vida auténtica robados a sus
protagonistas, de la magia de lo que se salva del olvido en un segundo de tiempo
donde coinciden casualidad y pericia. Con el paso de los años, los fotógrafos se f
ueron quejando de que ya no había esa espontaneidad en la gente, la sobreprotección
de la imagen propia resta naturalidad a las composiciones y hay menos fotos que
surjan del azar.
Es cierto que los tiempos imponen nuevas pautas. La fotografía contemporánea avanza
gracias a la sofisticación de los propios equipos y al uso de otras herramientas que
permiten tomar imágenes jamás pensadas antes. Además de esto, la propia idea en
torno a esta disciplina ha cambiado, y comienzan a distinguirse subgéneros.
Algunos de ellos tienen una vocación claramente artística mientras que otros buscan
un mensaje distinto, más orientado al documental o al reportaje. No es por eso
extraño que algunos artistas aborden proyectos fotográficos con dos fases de creación,
y que produzcan primero sus propios escenarios de los que luego toman la imagen.
La hibridación con las técnicas digitales también es muy común, si bien se suele
distinguir entre la auténtica fotografía, tomada tal cual, y la composición digital,
cuando está más intervenida. Es difícil predecir qué derroteros seguirá la fotografía
en los próximos años, pero una cosa que jamás ha cambiado es la curiosidad que
el ser humano siente por sus congéneres y el poder que una mirada sincera tiene
en nosotros mismos. Eso nunca cambiará.
<p style=”text-align: right;”>Art Madrid</p> -
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